Un juez federal de Brooklyn dictó la sentencia el miércoles, cinco meses después de la condena de Guzmán en un caso épico de narcotráfico.

El narcotraficante de 62 años de edad, que había sido protegido en México por un ejército de pandilleros y una complicada operación de corrupción, fue llevado a los Estados Unidos para ser juzgado luego de que escapó dos veces de las cárceles mexicanas.

Antes de ser sentenciado, Guzmán se quejó de las condiciones de su reclusión y le dijo al juez que se le había negado un juicio justo. Dijo que el juez de distrito Brian Cogan no investigó a fondo las denuncias de mala conducta del jurado.

Mi caso estaba manchado y usted me negó un juicio justo cuando todo el mundo estaba mirando”, dijo Guzmán en la corte a través de un intérprete. “Cuando fui extraditado a los Estados Unidos, esperaba tener un juicio justo, pero lo que sucedió fue exactamente lo contrario”.

Puso su mano sobre su corazón y miró a su familia después de la sentencia.

La sentencia —vida más 30 años— fue pre-ordenada. El veredicto de culpabilidad en febrero en el juicio de 11 semanas de Guzman dio lugar a una sentencia obligatoria de por vida sin libertad condicional . Cogan también le ordenó a Guzmán que pague $ 12.6 mil millones en ingresos ilícitos, dinero que su organización de narcotraficantes hizo distribuyendo cocaína y otras drogas en los Estados Unidos.

La evidencia mostró que, según las órdenes de Guzmán, el cartel de Sinaloa fue responsable del contrabando de montañas de cocaína y otras drogas a los Estados Unidos durante su reinado de 25 años, dijeron los fiscales en documentos judiciales que volvieron a culminar el juicio. También dijeron que su “ejército de sicarios” estaba bajo órdenes de secuestrar, torturar y asesinar a cualquiera que se interpusiera en su camino.

La defensa argumentó que fue engañado por otros traficantes que se convirtieron en testigos del gobierno para que pudieran obtener descansos en sus propios casos.

Guzmán se ha alejado en gran medida del mundo exterior desde su extradición en 2017 y sus comentarios en la sala del tribunal el miércoles podrían ser la última vez que el público escuche de él. Guzmán agradeció a su familia por darle “la fuerza para soportar esta tortura que he sufrido durante los últimos 30 meses”.

Desconfiando de su historia de escapar de las prisiones mexicanas, las autoridades estadounidenses lo mantuvieron en régimen de aislamiento en una unidad ultra segura en una cárcel de Manhattan y bajo vigilancia en sus apariciones en el palacio de justicia de Brooklyn donde se desarrolló su caso.

Los expertos dicen que probablemente terminará en la prisión “Supermax” del gobierno federal en Florence, Colorado, conocida como “Alcatraz de los Rockies”. La mayoría de los presos de Supermax reciben un televisor, pero su única visión real del mundo exterior es una Ventana de 4 pulgadas. Tienen una interacción mínima con otras personas y comen todas sus comidas en sus celdas.

Si bien el juicio estuvo dominado por la persona de Guzmán como un proscrito casi mítico que llevaba una pistola con incrustaciones de diamantes y se mantuvo un paso por delante de la ley, el jurado nunca supo de Guzmán, excepto cuando le dijo al juez que no testificaría.

Pero la evidencia en el juicio de Guzmán sugirió que su decisión de permanecer callado en la mesa de la defensa fue contra su naturaleza: los testigos que cooperaron le dijeron a los jurados que él era un fanático de su propia historia de narco de trapos a ricos, siempre ansioso por encontrar un autor o guionista para contarla . Famosamente dio una entrevista al actor estadounidense Sean Penn cuando era un fugitivo, escondiéndose en las montañas después de que los cómplices construyeran un largo túnel para ayudarlo a escapar de una prisión mexicana.

También hubo informes de que Guzmán estaba ansioso por declarar en su propia defensa hasta que sus abogados lo convencieron de que no lo hiciera, por lo que su sentencia fue la última oportunidad de aprovechar el centro de atención.

En el juicio, los abogados de Guzmán argumentaron que él era el hombre de la caída de otros capos que eran mejores en pagar a los políticos y funcionarios policiales mexicanos superiores para protegerlos, mientras que el gobierno de los Estados Unidos miró hacia otro lado.

Las descripciones de la fiscalía de un imperio que pagaba aviones privados, villas frente a la playa y un zoológico privado eran una falacia, dicen sus abogados. Y las posibilidades de que el gobierno de Estados Unidos. Pueda cobrar una orden de decomiso de aproximadamente 12.500 millones de dólares son cero, añaden.

El caso del gobierno, dijo recientemente el abogado defensor Jeffrey Lichtman, fue “todo parte de un juicio por espectáculo”.