Las mujeres que ingresaban a ZonaDivas.com firmaban un contrato de exclusividad ante esta empresa, en el que nunca se señalaba el tema de prostitución e incluso había cláusulas donde se solicitaba a las modelos notificar si estaban siendo víctimas de trata; sin embargo, los encargados de esta página las hacían endeudarse para que se vieran obligadas a realizar el sexoservicio.

En el Contrato Previo de Publicidad ante ZonaDivas, cuya copia tiene EL UNIVERSAL, se lee que las mujeres declaran ser legalmente adultas y que se encuentran en el País legalmente; asimismo, que las imágenes que publicarán en su perfil en la página y su contacto serán para contactarlas para trabajos artísticos, de modelaje y de edecán, además de que no están siendo forzadas para publicar dicha información.

El problema comenzaba tras su posibilidad de arribar a México, pues desde que se les ofrecía un empleo para salir de su país de origen también se les facilitaba un préstamo de entre 80 mil hasta 240 mil pesos mexicanos, para gastos de avión, alojamiento, alimento, paso de migración, fotos y demás transporte que ocuparan en la capital.

“La mayoría fue engañada, les decían que iban a presentarse en pasarelas, modelaje, en trabajos de actuación y que llegando a México se les iba a dar una cantidad para sus hospedaje, que iban a tener una casa bien. Cuando llegaban, al ver que no había dinero y que sus deudas eran más grandes, se les obligaba a prostituirse”, dijo una fuente cercana a las víctimas, quien por cuestiones de seguridad no quiso dar su nombre.

Las mujeres eran procedentes de Venezuela, Colombia, Paraguay, Costa Rica y Argentina, entre otros países latinoamericanos. Las ubicaban por distintos intermediarios que al final se acercaban con el dueño de ZonaDivas.com, Ignacio Antonio Santoyo Cervantes, El Sony, o alguno de los socios de esta página.

“Algunas lograron escapar y llegar a sus embajadas, donde denunciaron que llegaron a México debido a que las condiciones en sus países eran muy difíciles, pero al llegar aquí se volvieron víctimas de trata.

“La mayoría de las que aparecían en esa página son profesionistas, pero dijeron que en su país no tienen buenas condiciones para ejercer y deben buscar otra opción para mantener a sus familias”, explicó el contacto con algunas de las escorts.

Comentó que existen agencias ficticias que atraen a mujeres al país, pero Sony las obligaba a prostituirse, incluso él era el primero en tener relaciones sexuales con ellas y decidir cuáles serían sus clientes, entre ellos empresarios y políticos.

“Había chicas que trabajaban las 24 horas, si no lo hacían no les daban de comer, estaban totalmente privadas de su libertad en unos cuartos que no eran lo que les prometieron”, dijo.

En 2009, un juez federal inició un proceso contra Santoyo, quien se dedicada a internar a México a mujeres extranjeras para prostituirlas.

De acuerdo con las investigaciones de la Procuraduría General de la República, este sujeto cobraba a las jóvenes procedentes de diversos países una cuota mensual para promoverlas por Internet y para darles hospedaje durante su estancia en México; sin embargo, también exigía un porcentaje por el sexoservicio de las mujeres que se anunciaban.